jueves, 1 de agosto de 2013

Un gato y una cama


El gato me miraba sorprendido, no esperaba encontrarme allí sobre la cama, repanchingado, como si no hubiera otra cosa en el mundo más importante que jugar con las bolas de la colcha de patchword, regalo de tía Marta.

Me moví con suavidad hacia la derecha y él por su parte movió candenciosamente el rabo, como diciendo "no pasa nada, yo estoy muy tranquilo", pero sus ojillos verdes y maliciosos decían lo contrario, "estoy alerta, muchacho".

De repente la puerta se Abrió con un golpetazo y entraron los niños persiguiéndose, el pequeño tropezó con la silla donde estaba el gato, que saltó de ella bufando asustado para aterrizar en la cama, pero yo ya había saltado al suelo y corría apresurado a mi  guarida

Desde allí, oculto y a salvo, pude ver como los bigotes del gato proyectaban sombras en mi pequeña entrada. En su maullido escuché un aviso, "la próxima no será tan fácil, pequeño"

Me frote las patitas mientras pensaba porqué nuevo agujero podría darle esquinazo.