martes, 18 de marzo de 2014

Primera vez

Cuando recibió su primer beso
No supo si sentirse feliz o vomitar.
Optó por restregarse el cepillo de dientes por toda la boca
Como una posesa.
 Después le mando un guasap a Lola
Con caritas sonrientes y un ya entre Exclamaciones.

Hormonas

Tenía quince años y el Cáucaso en la cara
Su madre le decía que se diera la pomada
Su padre le decía que era de tanto cascársela.
El sólo quería que le saliera barba y besar a Aida

viernes, 25 de octubre de 2013

Maktub

Hay que ir a ver esta peli Maktub. Todo lo que se recaude irá a la Fundación Aladina, para ayudar a los niños enfermos, de cáncer o de enfermedades raras.
Así que ya estáis tardnado

jueves, 1 de agosto de 2013

Un gato y una cama


El gato me miraba sorprendido, no esperaba encontrarme allí sobre la cama, repanchingado, como si no hubiera otra cosa en el mundo más importante que jugar con las bolas de la colcha de patchword, regalo de tía Marta.

Me moví con suavidad hacia la derecha y él por su parte movió candenciosamente el rabo, como diciendo "no pasa nada, yo estoy muy tranquilo", pero sus ojillos verdes y maliciosos decían lo contrario, "estoy alerta, muchacho".

De repente la puerta se Abrió con un golpetazo y entraron los niños persiguiéndose, el pequeño tropezó con la silla donde estaba el gato, que saltó de ella bufando asustado para aterrizar en la cama, pero yo ya había saltado al suelo y corría apresurado a mi  guarida

Desde allí, oculto y a salvo, pude ver como los bigotes del gato proyectaban sombras en mi pequeña entrada. En su maullido escuché un aviso, "la próxima no será tan fácil, pequeño"

Me frote las patitas mientras pensaba porqué nuevo agujero podría darle esquinazo.

martes, 2 de julio de 2013

Sao Paulo

Antón bajó del bus de un salto, la parada estaba cerca del hotel donde se alojaba y mirando de reojo a su alrededor se dirigió hacia allí. Con las manos metidas en los bolsillos y los hombros alzados hacia el cuello como un gesto de autoprotección, aceleró el paso entonando un silbidillo que pretendía ser una canción de moda.
Sintió un escalofrío, sólo había metido en la maleta ropa de verano, era el mes de Agosto ¡Por Dios¡ ¡Cómo iba a pensar que en Sao Paulo iba  a ser invierno, claro que no era como el invierno de su pueblo, allá en Zamora, éste era un invierno más bien “Light”,- “Como las coca colas”-Se dijo para sí riéndose de su propia gracia.
Llegó a la puerta del hotel, y se paró aprensivo, el portero de librea le miraba con gesto serio-“A ver si éste se va a pensar que soy un vagabundo”- Se acercó receloso, y masculló un saludo.-Bona Noite, señor-Le dijo el portero abriéndole la gran puerta de cristal.
Entró a la tenuemente iluminada recepción y se dirigió al bar, no había nadie en él, ni siquiera en la barra. Se sentó en uno de los taburetes y esperó que apareciera algún camarero- Cogió unos cuantos cacahuetes y empezó a comerlos metódicamente. Rompía la cáscara, sacaba todos los manís, les quitaba la piel, y después se los metía en la boca todos juntos. Mientras partía cacahuetes pensó agradecido en su madre, si no hubiera sido por ella no podría haber hecho este viaje.
Recordó la mañana en la que tuvo que ir al cementerio. Unos días atrás Jerónimo uno de los concejales del Ayuntamiento se había acercado a él en el Casino, y le había dicho que hacía diez años que su padre había muerto y que tenía que decidir que hacer con el cuerpo, si enterrarle en una tumba perpetua o incinerarle.
La verdad es que Antón no había pensado en eso nunca, ni cuando murió su padre ni cuando lo hizo su madre, tres años después. Se fue a su casa con el pensamiento metido dentro de la cabeza y a la mañana siguiente se acercó al Ayuntamiento para comprar la sepultura, así sus padres podrían descansar juntos.
Y allí estaba esa mañana, mirando como los empleados del cementerio subían el ataúd de su padre, lo abrían y le decían que se acercara para reconocer el cuerpo. SE acercó, pero no pudo reconocerlo, sólo eran jirones de ropa y huesos.
Se había retirado un poco  dejando a los enterradores hacer su trabajo, cuando uno de ellos se acercó y le dijo que habían encontrado un paquete entre los huesos. Antón miró extrañado el paquete que le entregó  y no lo abrió hasta llegar a su casa.
Allí abrió el paquete con mucho cuidado, el papel se rompía solo con mirarlo, debajo había una bolsa de plástico, la abrió y se quedó helado. Dentro de la bolsa había billetes, muchos billetes, muchísimos billetes, y todos eran de color morado. Los contó, eran 100 billetes.
Antón fue a hablar con el único del pueblo que sabía que no diría nada a nadie. El padre Joaquín le dijo que tenía que ir a la capital, al Banco de España para que se los cambiaran.
Cuando salió del Banco de España, con los euros relucientes de puro nuevos, le quemaban en el bolsillo. Subió por la calle Alcalá dirección a la Puerta del Sol, el único camino que conocía, lo había hecho al contrario desde el hostal donde se hospedaba, y antes de llegar al punto 0 había entrado en una agencia de viajes y comprado un paquete turístico que le llevaría a Brasil.
Prefería no recordar el viaje en avión y no pensar que a la vuelta le esperaba el mismo número de horas de viaje.
Apareció un camarero que se acercó a él, y sonriendo le preguntó algo en portugués, Antón imaginó que le estaba preguntando que quería tomar y le pidió un vino.
-Disculpe, el señor es español-le preguntó el camarero.
-Si, si, soy español-le dijo Antón agradecido de poder entender algo.
-Perdone el atrevimiento, pero.... no le gustaría tomar algo más... brasileiro señor?-le dijo el sonriente camarero.
-Eh, pues no se; no se que es más brasileiro- contestó Antón.
-Un cóctel, señor, por ejemplo ,hay uno especial para caballeros como usted.
-¿Qué quiere decir como yo? Le dijo Antón un poco mosqueado.
-Un caballero solitario- contestó el camarero guiñándole el ojo- Para los caballeros solitarios, el mejor cóctel es el Tropical Summer.
-¿Y eso que es, que es lo que lleva?
-Pues lleva Malibú, crema de leche, hielo y el ingrediente mágico, señor, zumo de maracuyá.
Al ver la cara de sorpresa de Antón, el camarero le explicó- El maracuyá, señor es la fruta de la pasión. Gracias a él, usted verá el mundo de una forma diferente. Enseguida se lo traigo.
Y antes de que Antón pudiera negarse salió disparado hacia el interior. Cuando ya estaba cansado de esperar y también un poco asustado, en la barra apareció una mujer con un cóctel en la mano. Se acercó meneando las caderas de una forma sorprendente y depositó la copa delante de Antón.
-Buona noite Senhor; Seu copa- La voz de la mujer acarició los sentidos de Antón que con la boca abierta, no podía quitar sus ojos de ella.
Antón se tomó el cóctel y luego otro más, y mientras la mujer le acariciaba con sus palabras, Antón no necesitaba traductor, y además le daba igual lo que le estuviera diciendo, seguro que tenía razón.
Después de perder la cuenta de los cócteles bebidos, Antón abrió los ojos y se vio abrazado a la mujer, bailando en la pista del bar del hotel, no sabía lo que bailaba solo que era con ella.

Quince días más tarde, el padre Joaquín recibió una postal con un matasellos de Brasil, en la postal solo decía- Padre Joaquín, le envío mi dirección en Sao Paulo, hágame usted el favor de decir en el Ayuntamiento que a mi madre quiero que la entierren junto a mi padre.

jueves, 30 de mayo de 2013

¡Goool!

En La Alberca de Don Pedro tenían un equipo de fútbol, el Real Alberca CF. En la Alberca de Don Pedro también tenían un negro.


Había aparecido una mañana de agosto por la calle Mayor, y todo el que le veía pasar le miraba asombrado, sólo habían visto negros por la tele. Shehu, pronto fue una celebridad, quién más, quién menos, se las ingenió para acercarse a él y conocerle. El nigeriano estaba sorprendido por el cariño que le demostraban, sobre todo algunas mujeres, no se consideraba un hombre atractivo o por lo menos en su ciudad natal no había despuntado por su belleza, pero aquí las hembras se lo rifaban.

No sabía Shehu que su primera conquista allí, Remedios, le había contado a su amiga Laura el susto que se llevó cuando se había quitado la ropa y había visto ¡Aquello! Laura un poco traumatizada por lo que le había contado Remedios, no pudo por menos que contárselo a su hermana, y así de boca en boca, Shehu fue considerado por las damas como un exquisito bocado que había que cocinar en su propio horno.

Además de ser un deseado objeto sexual, Shehu había encontrado pronto trabajo ayudando en el bar El Trago, a Germán el dueño del mismo. Enseguida aprendió a tirar cañas, poner torreznos de aperitivos y a dar conversación a los parroquianos.

Germán era hincha del Real Alberca y contagió su pasión por el equipo a Shehu..Cuando el RA salía a jugar fuera de la ciudad, cerraban el bar y se iban en el scooter de Germán detrás del autobús del equipo. Después del partido, volvían ya mas despacio, eufóricos si RA había ganado, pensativos si no, y a la puerta de El Trago se despedían hasta el día siguiente.

A todo el mundo en La Alberca le gustaba Shehu, bueno a todos menos a uno. Samuel era uno de los municipales de la ciudad, muy conocido también pero no de la misma forma que Shehu. A casi nadie de La Alberca le caía bien Samuel. Era un pendenciero que se escudaba detrás del uniforme para abusar de su poder. Samuel era habitual en El Trago como casi todo el mundo, y trataba al nigeriano con desdén -Eh, tu negro, ponme una caña ¡Pero bien tirada!¿No sabes ni tirar una caña?¡Puto negro!

El día de la final de liga, RA jugaba contra el Pastores de la Ría , y Germán y Sehu se encontraron en la puerta del bar como siempre. Cuando iban a subir a la moto vieron acercarse apresurado a Samuel. Cuando llegó a su altura se dirigió a Germán y le preguntó-¿Vas al partido?- Sí, claro ¿Por qué?-contestó Germán-Porque se me ha jodido el coche y me voy contigo-Pero…vamos Shehu y yo en la moto-¡No, ya no, ahora voy yo! Y se subió sin esperar respuesta.

Germán miró a Shehu y éste levantó los hombros y se despidió con un gesto.

Tres horas más tarde Germán detenía la moto a la puerta del bar. Samuel se bajó de ella y sin despedirse emprendió el camino hacia su casa. Cuando entró en su casa y llegó al salón encontró a su mujer tumbada en el sofá hablando por teléfono, vestida únicamente con la ropa interior.-¿Qué te pasa?¿No has visto que he llegado, y mi cena? –Su mujer musitó un-Te dejo-y colgó el teléfono.

Al otro lado de la línea, Merceditas se comía las uñas de rabia y envidia, pensando-¡Vaya gol que ha metido la muy jodía!

martes, 2 de noviembre de 2010

Fuego

Era su primera vez y la impaciencia pesaba en ella más que el miedo. El viento levantó su falda y le susurró al oido palabras tranquilizadoras. Un gran suspiro surgió de su garganta y se dejó mecer por él.


Recordó todos las conversaciones con las chicas del pueblo, siempre dichas en voz baja, con risitas nerviosas y ojos asustados, pero con deseo dibujados en ellos.

Sus mejores amigas ya lo habían hecho, ella era la única que aún no lo había experimentado. No había conseguido que ninguna le contara su experiencia. Sólo sonreían con suficiencia y le decían, “Ya verás cuando lo hagas”.

Dio un respingo cuando notó una mano que tomaba la suya. La mujer sonrió y le acercó al fuego.

“Salta sobre la hoguera y toma tu escoba. Tus compañeras te esperan"