viernes, 11 de junio de 2010

Mi número era el 252.525. A lo largo de la pared, se iluminaban números, justo encima de las filas de ciudadanos que esperábamos nuestro turno. Los números encima de la mía marcaban 252.524.
Estaba impaciente por que llegara mi turno. No tenía ningún motivo en particular para querer abandonar la Tierra, simplemente, las ganas de descubrir nuevos espacios y ampliar mis amistades, más allá de la caótica ciudad de Shangai.
Cuando la pareja que me precedía parecía a punto de acabar, y me disponía a saltar de mi duro asiento, noté algo que presionaba contra mis costillas. De reojo vi a dos policías, uno a cada lado.
Apreté con fuerza mi boleto, y decidí que no pasaría el resto de mi existencia en un penal. Tiré de la anilla y abandoné por fin la Tierra.

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